[frame_left][/frame_left]El aprendizaje de la gestión emocional es una aventura emocionante. Podemos hablar de principios básicos de vida así como herramientas y consejos más concretos. En este post, por ejemplo, podrás descubrir cómo puedes aprender a “Bailar con tus emociones”, y en estos otros unos consejos para evitar el secuestro emocional o una técnica para aprender a pensar en positivo.
Aún así, si hay una herramienta que podríamos llamar estratégica para que tu voluntad sea capaz de gestionar tus emociones es la habilidad para enfocar tus pensamientos en la dirección que desees. ¿Por qué es tan importante? Porque tu cerebro, que es el que se activa para producir tus pensamientos y emociones, no puede pensar en negativo, en el sentido de que tú no puedes decidir conscientemente “no voy a pensar en esta mala jugada que me han hecho” porque lo que ocurre es que estarás reforzando los pensamientos en ese suceso. El poder de tu mente está en el foco, no en decidir no pensar en algo sino en decidir el pensar en otra cosa y enfocarte en ella.
Lo normal, antes una situación que ha activado en nosotros pensamientos y emociones desagradables, es que esos pensamientos y emociones tomen el control de nuestra mente (e incluso de nuestro cuerpo y nuestra conducta). En esos momentos estamos viviendo una experiencia de descontrol sobre nosotros mismos ocasionada por esa experiencia que hemos interpretado como negativa. Sin embargo, nosotros podemos decidir enfocar nuestros pensamientos conscientes en otra dirección más positiva. ¿Cómo? Pues, por ejemplo:
- Enfocando mis pensamientos en torno a la idea de que puedo aprender de esa experiencia.
- Analizando las diferentes posibilidades que tengo de actuación.
- Dirigiéndome a hacer una tarea que me obligue a centrar mi atención en otra cosa.
- Pensando en qué aspectos de esa situación están bajo mi control y trazando un plan de acción.
- Realizando ejercicios de relajación mental o meditación.
- Buscando a alguien con quien hablar para enfocar los pensamientos en un tema diferente o incluso para pedirle que te dé una perspectiva sobre la situación que te pueda ayudar.
- Cuando el secuestro emocional es muy agudo refugiándote momentáneamente en el recuerdo de una experiencia pasada muy positiva o pensando en una persona muy querida.
- Si eres creyente, orando.
- Etc.
La práctica de dirigir el foco de nuestros pensamientos toma más valor conforme nos acostumbramos a practicarla porque notaremos que cada vez nos será más fácil tomar el control.
Eso sí, un último consejo es que el foco no debe de ser siempre el de desviar el pensamiento en otra dirección así como el repetirnos frases positivas sin más, como se vende en algunos libros de autoayuda. Esto no es otra cosa que una evasión de la realidad que no aporta verdadero crecimiento ni fortaleza interior sino más bien lo que consigue, en el mejor de los casos, es que aprendas a vivir de espaldas a la realidad. Enfocar en positivo también tiene que ver con analizar la realidad de lo que ha ocurrido, pensar en los pros y contras, en qué podemos aprender tanto en sentido positivo como negativo y en enfocarnos en qué está en mis manos en cuanto a participar en el cambio de esa situación si es posible.
¿Prácticas conscientemente el enfoque de pensamientos en positivo?, ¿qué otras técnicas utilizas para cambiar tus patrones de pensamiento hacia una dirección más sanas?
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Un saludo.
Jonathan Secanella
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